LA PUERTA DEL INFRAMUNDO: EL MISTERIOSO CRÁTER DE BATAGAIKA
En las vastas y heladas tierras de Siberia, un impresionante fenómeno natural ha capturado la atención tanto de científicos como de los habitantes locales: el Cráter de Batagaika, conocido también como «La Puerta del Inframundo». Este gigantesco hundimiento en el terreno no solo revela secretos sobre el pasado de nuestro planeta, sino que también alimenta historias y leyendas entre quienes viven cerca de él.
El Cráter de Batagaika, situado cerca del río Yana en la región de Yakutia, tiene una forma alargada que recuerda a un renacuajo. Con más de un kilómetro de longitud y aproximadamente 100 metros de profundidad, este cráter no deja de crecer, devorando lentamente el terreno circundante. Este proceso, que ha acelerado en las últimas décadas, lo convierte en uno de los mayores ejemplos de termokarst, un fenómeno causado por el derretimiento del permafrost.
El cráter comenzó a formarse en los años 60 como consecuencia de la deforestación en la zona. Al eliminarse los bosques que protegían el suelo helado, el permafrost comenzó a derretirse, provocando el hundimiento del terreno. Este proceso se ha agravado debido al calentamiento global, que ha incrementado las temperaturas en Siberia más rápido que en otras partes del mundo.
El resultado es una grieta en la tierra que crece de manera imparable, exponiendo capas de suelo y restos orgánicos que han estado congelados durante miles de años. Esta «ventana al pasado» permite a los científicos estudiar antiguos climas, ecosistemas y fósiles perfectamente conservados, como los de mamuts y otros animales de la Edad de Hielo.
Para los habitantes de Yakutia, el cráter no es solo un fenómeno geológico. Las comunidades locales lo ven con mezcla de fascinación y temor. Las leyendas describen al Cráter de Batagaika como una puerta al inframundo, un lugar que emite sonidos extraños y parece devorar la tierra sin descanso. En la tradición siberiana, tales fenómenos a menudo se asocian con lo sobrenatural, y no es difícil imaginar por qué: el enorme tamaño y el aspecto inquietante del cráter refuerzan estas creencias.
A pesar de las historias, el cráter tiene un valor incalculable para la ciencia. Los estudios realizados en el lugar han revelado registros del clima de hace 200,000 años, permitiendo a los investigadores entender cómo han cambiado las temperaturas y los ecosistemas a lo largo del tiempo. Sin embargo, su continua expansión también es un recordatorio del impacto del cambio climático. A medida que el permafrost se derrite, no solo se liberan gases de efecto invernadero atrapados, como el metano, sino que también se acelera el proceso de erosión.