EL ZORRO POLAR: EL MAESTRO DE LA SUPERVIVENCIA EN EL ÁRTICO

El zorro polar (Vulpes lagopus) es una de las criaturas más fascinantes del Ártico. Con su espeso pelaje blanco en invierno y su increíble capacidad para resistir temperaturas extremas, este pequeño mamífero es un verdadero símbolo de resistencia y adaptación. Pero más allá de su asombrosa biología, los zorros polares han cautivado a científicos, fotógrafos y amantes de la naturaleza por su inteligencia, astucia y ciertos comportamientos curiosos que los hacen aún más especiales.
El zorro polar es un experto en soportar temperaturas gélidas. Su grueso pelaje es uno de los más densos del reino animal, lo que le permite mantener el calor incluso cuando la temperatura desciende a -50 °C. Además, cambia de color con las estaciones: en invierno, su pelaje es blanco para camuflarse en la nieve, mientras que en verano adquiere un tono marrón o grisáceo que lo ayuda a esconderse entre las rocas y la tundra.
Estos zorros son oportunistas y sumamente inteligentes. Su dieta es variada y se adapta según la disponibilidad de alimento. Son expertos cazadores de pequeños roedores como los lemmings, pero también comen aves, huevos, bayas e incluso carroña cuando la comida escasea.
Uno de sus comportamientos más sorprendentes es su capacidad para escuchar presas bajo la nieve. Gracias a su agudo sentido del oído, pueden detectar el más leve movimiento bajo la capa de nieve y lanzarse con un espectacular salto para atraparlas con precisión.
Otra de las grandes fascinaciones de los zorros polares es su increíble resistencia y espíritu explorador. Algunos individuos han sido rastreados recorriendo más de 3.500 km en busca de alimento y mejores condiciones de vida. En un caso documentado en 2018, un zorro polar viajó desde Noruega hasta Canadá en solo 76 días, una de las migraciones más asombrosas jamás registradas para un mamífero terrestre.